El jueves 22 de junio, todos los alumnos y profesores de primaria quisimos darle una sorpresa a Juan Sanz celebrando en la iglesia su cumpleaños y su cambio de destino. Fue nuestra forma de agradecerle tantos años de desvelo y trabajo por la comunidad educativa y la feligresía que todas las mañanas, a las 8:30, le esperaban para su eucaristía diaria. Por supuesto, Juan se nos adelantó y fue perfectamente consciente de que algo le estábamos preparando! Aún así, se le vio contento y agradecido por el gesto y la lectura de unas cartas que algunos alumnos y profesores le leyeron en reconocimiento a su labor. Y es que han sido muchos años preparando la oración diaria para las clases de 5º-6º de primaria, la organización de los oratorios, celebraciones conjuntas con los alumnos, misa de niños todos los domingos, misa diaria por la mañana, y por supuesto, siempre dispuesto para echar una mano allí donde hiciese falta.
Le vamos a echar de menos, pero somos conscientes de que la vida de un misionero claretiano consiste en acudir donde le llaman, sin adueñarse de la misión que le ha sido encomendada y sin echar raíces que dificulten de alguna manera el éxito perseguido. Consciente de ser un instrumento en manos de Dios, Juan se marcha a su nuevo destino contento, confiado y con la paz interior que da el saber que uno ha ofrecido lo mejor de sí mismo.
Ofrecer, ese era el lema para este curso escolar que termina, y nosotros queremos agradecerle su ofrecimiento, siempre dispuesto, siempre activo, siempre confiado de la mano de la Virgen, como buen hijo del Corazón de María.
¡Muchas gracias, Juan!